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¡SALUD!

Técnica mixta

50 X 70 cm.

Madrid, España

2019

Autorretrato de bebé con una botella de alcohol en la mano

"El híbrido de mono y de hombre narra cómo para poder aprender el lenguaje humano y entrar en la sociedad de la Europa de su tiempo se vio forzado a olvidar su vida de simio hasta convertirse en un hombre alcohólico.

[...]no es posible humanizarse sin alcohol"
   
                                     
Paul B. Preciado "Yo soy el monstruo que os habla". Anagrama 2021, Barcelona

Fotografía de la serie "¡SALUD!"
Fotografía de la serie "¡SALUD!"
Fotografía de la serie "¡SALUD!"
Fotografía de la serie "¡SALUD!"

Fue bonito encontrar como se producía un símil entre una fotografía antigua mí mismo pequeño y carteles de publicidad de tabaco y alcohol de los siglos XIX y XX extraídos de internet, que me muestra Laura y que protagonizan menores como el "target" de venta de unos productos tóxicos o en el caso de los refrescos, no recomendables para el desarrollo de un humano.

El elemento paradójico y diferenciador respecto a la publicidad contemporánea es la edad de los sujetos de la publicidad, siendo jóvenes adultos los protagonistas contemporáneos de manera que tambien se presenta un cambio en el modo de ejecución de las campañas, ejecutadas de manera agresiva y alarmante respecto a la salud de estos.

Esta se trataba de la primera vez en la que me informaba en profundidad acerca de la estrecha relación entre el ser humano y las drogas a través de diferentes contextos históricos y geográficos, los cuáles han sido determinantes para su utilización, empleándose en ámbitos chamánicos médicos y recreativos sin perder un elemento común:

la celebración de ritos durante su uso.

Debido al amplio abanico de efectos que producen, las drogas y su consumo han sido estigmatizados y binomificado de manera que el alcohol y el tabaco (en algunos territorios también el cannabis y sus sucedáneos) son las únicas sustancias legales, lo cual no exime de sus capacidades toxicas y lo cual resulta paradójico al pensar en elementos diferenciadores respecto a su legalidad, llevándome directamente a cuestiones atravesadas por la (re)producción de manera que estas sean consideradas ilegales por alterar la conciencia del sujeto de manera momentánea de manera que este no sea útil en las lógicas de la producción.

Trabajar en estas piezas supuso identificar problemáticas dentro de mi consumo a la vez que comprenderlo como una cuestión social no aislada como una cuestión aprendida a través de mi contexto de crianza, del consumo sin límites de los adultos que me rodearon;

En definitiva, una serie de condicionantes que de haber sido diferentes probablemente hubieran configurado una futuridad alterna.

Teniendo en cuenta este contexto me resulta perturbador el empleo de infantes y adolescentes en sus composiciones como el lenguaje empleado en sus statements, erigiendo al alcohol como proveedor de felicidad e incluso salud —falacia compartida por la industria tabacalera del siglo XX—, ideas que a su vez andan relacionadas con una virilidad modélica dentro de unas lógicas cisheteropatriarcales.

Como sujeto nacido en las urbes madrileñas, identifico en la ciudad la cultura del consumo de alcohol como un concepto expandido a cualquier sujeto político, utilizándose principalmente en momentos de ocio y socialización, de modo que está encarnada en las raíces de una sociedad enferma que necesita constantemente evadirse de la presión diaria.

Si bien la tendencia actual de consumo en adolescentes y jóvenes adultos según estadísticas oficiales es decreciente respecto a décadas anteriores, debemos de mantener la guardia para asegurar crecimientos relativamente sanos, aportando la información necesaria para, en caso de consumir, asegurar el "consumo responsable" que emplean las empresas en su publicidad.

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